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En el rico lenguaje del idioma castellano tenemos innumerable vocablos y sinonimos para definir lo guapa que es una mujer. Buenos piropos de antaño para decir que una tía esta buena que se han quedado en deshuso pero que al fin y al cabo significan lo mismo. Pasa exactamente lo mismo con las mujeres atractivas, que por alguna razón desprender un tractivo físico y no siempre es por tener una bonita cara de esas hermosas bien agraciadas a veces lo compensan con su simpatía, siendo majas y encantadoras conformando un buen numero de puntos positivos para asi resultar ser una mujer atrayente y apetitosa. Otra clase de mujer atrayente son las de fuerte personalidad, de esas que denominamos mujeronas, que infunder un aura de alto respeto con una forma de ser perfecta, son mujeres de éxito en sentimental y profesionalmente, una verdaderas rompecorazones reinas de la elegancia que saben sacar partido a sus dotes de chica seductora. Con tanta fuerza llega a nuestra sociedad la importancia de ser una mujer 10 que incluso han salido concursos de belleza Miss Mundo y Miss Universo donde las modelos denominadas Misses desfilan con gallardia bien apuestas ante la atenta mirada de jueces y espectadores. Tienen que llegar a rozar la perfección. Una vez que consiguen ganar estos concursos son ricas, famosas y afamadas. Llegan a toca el techo del cielo porque aparte de guapetonas y jamonas tienen cualquier otra cosa que se les antoje a sus pies. La belleza XXX en el cine porno.

Quince años casada, tres hijos. Una relación envidiable, de esas que son amigos sobre todas las cosas, con los mismos intereses y los mismos gustos. Pero algo faltaba. Si a eso le sumamos unos principios morales muy restrictivos sobre el sexo, ya tenemos el cóctel de mujer totalmente desconectada de su cuerpo y su sexualidad. Tuve relaciones sexuales solo con mi marido, apenas había tonteado de adolescente, algunos morreos y un par de toqueteos que no llegaron a mayores. Nunca me masturbé, aunque sí recuerdo despertarme alguna vez en mitad de la noche excitada. Sencillamente, era muy ignorante.